¿Qué es mejor: "Altas Capacidades" o "Superdotado"?

El debate por el término “más correcto posible” afecta a muchos ámbitos de la Psicología: discapacidad vs diversidad funcional, trastornos vs enfermedades mentales… y la rama de la Educación no iba a ser menos. Podemos afirmar que el término Altas Capacidades aparece para intentar corregir los problemas asociados al concepto de Superdotación, buscando ser más comprensivo y atento a la diversidad de talentos y a las habilidades presentes en niños con capacidades excepcionales.

De primeras, el término Altas Capacidades es más inclusivo que otros como el de Superdotado ya que reconoce explícitamente la existencia de un rendimiento muy alto en diversas áreas dentro y fuera del ámbito académico: artes, liderazgo, deporte, resolución de problemas, relaciones sociales… Hablar de “capacidades” nos recuerda que estas van mucho más allá de la escuela, que pueden mejorar si se trabajan correctamente (o viceversa), y que pueden manifestarse de diversas maneras al no estar limitadas a una definición inamovible o única.

Por otro lado, centrarse en las “capacidades” promueve la atención hacia las necesidades educativas específicas de los niños que las presentan, buscando así adaptar su entorno educativo para desafiarles y estimular su desarrollo. Además, esta etiqueta es más inclusiva en términos de identificación, evitando los sesgos culturales o socioeconómicos que a veces están presentes en la identificación de estudiantes “superdotados”.

También cabe mencionar que el término de Superdotación puede llevar consigo estigmas o expectativas poco realistas respecto a la “superioridad” de quienes la presentan. No estamos hablando de superhéroes ni nada por el estilo: son personas con un rendimiento mayor a la media en ciertas áreas y con una forma de comprender la realidad diferente. Y quitarles esa presión y ansiedad asociada a su diagnóstico ayuda no solo a identificarlas, sino a mejorar la atención que reciben.

Es importante señalar que, aunque las Altas Capacidades pretenden ser un término menos estigmatizante, algunos psicólogos argumentan que toda etiqueta puede llevar consigo cierto estigma. Sobre todo, si no se manejan adecuadamente en el entorno educativo, familiar y social. Es por eso que este diagnóstico, igual que cualquier otro dentro de nuestra disciplina, no abarca completamente la diversidad de talentos y habilidades presentes en la población estudiantil excepcional, ya que puede dejar de lado áreas como las habilidades relacionales, emocionales o creativas incluso si intenta que las tengamos muy presentes. Otros expertos afirman que las “Altas Capacidades” no reflejan las experiencias cotidianas y las necesidades reales de los niños que las presentan, lo que podría afectar la eficacia de los programas educativos diseñados para ellos.

En conclusión: ¿es lo mismo Altas Capacidades que Superdotado? NO, debido a las diferentes connotaciones que conllevan. Por eso mismo, debemos de ser muy cuidadosos cuando aplicamos una etiqueta, y reconocer que pese a las ventajas evidentes que pueda poseer una sobre otra, la terminología utilizada seguirá siendo un tema de evolución y debate en el futuro.

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